Celos

                                                      

Hay dolores del alma que  rompen el pecho en dos y silencios de mentira que confunde la verdad. Pero hay heridas que no sanan aunque el amor no te alcance ya.

Testa

                                                           

Ya juro que no me entrego a un ser como el que luz me dio. Yo prometo solo amar a mi Ismaelillos. Sufrido  me han herido, sé que después de este amor no seremos igual, yo por que no puedo ser feliz, pero sabiendo que puedo a ser feliz a los demás.

Ganas

Estoy en tiempo, a punto de regresar a mis orígenes. Sin rencores trataré de vivir con fines de ver a mi príncipe, de querer solamente a quien lo haga y recordarme solo amar a mi patria y odiar al tirano. Demora  aun sanar esos dolores del alma, duele mucho aun no llegar a la edad del hijo del divino. Tristeza  llevo en mis ojos… Que brío ya no tengo…  Y engaña a la alegría. Duro  me lleva esta vida que no  me recoge de una vez y por todas y no me quita las malditas ganas de amar.

Cuba

                                                           

                 Ya preví lo que me contaron… y ahora estoy aquí, entregando todo por ti, Cuba.

Fuerte e Inteligente

Tu inteligencia  no puede ser más de lo que tus ojos dicen e impulsos gritan. Porque separan a este hombre que te da más que ternura y aún así lo quieres apagar. Ya sé de ese amor que salió de ti y andan los dos jugando como madre e hijo y ahí van; pero no digas más lo que hiere a quien te quiere, aunque ya creas que creciste, sabes que haces mal: te daré lo que pides, pero recuerda que me tuviste como la perla a la mar.

SANTANILLA

                                                          

Siento que mi tierra incómoda está, y la fuerza de los vientos no duda en abrazar la piedra. Le he recordado a Santanita que debemos ser los últimos en caer, pero que no nos confundan  con gloria. Lo que te digo ya lo escribió Pepe: el último de los vencidos será el primero entre los honrados. Yo me entregué en profundo pensamiento del que sabe cómo se despide la abeja de su panal. Y aunque  este amor que salva de lo sufrido me empiece a herir, quizás la  entienda o la quiera más,  pero no dudes del que con rabia te mira; mira bien tu corazón y ama nuestra tierra, a ella va.